Leibniz fue uno de los intelectos supremos de todos los tiempos. Existen dos sistemas filosóficos que pueden considerarse como representando a Leibniz: uno, que él proclamó, es optimista, ortodoxo, fantástico y superficial; el otro, que ha sido desenterrado lentamente de sus manuscritos por editores recientes, es profundo, coherente, muy influido por Spinoza, y asombrosamente lógico.
La filosofía de Leibniz puede concebirse como un inmenso palacio barroco (como el del Arzobispado en Wurzburg) del que en esta ocasión solo visitaremos brevemente un par de habitaciones, aunque una de ellas es la biblioteca. Lo que quiero decir es que el sistema filosófico de Leibniz solo mencionaré aquellos aspectos relevantes al método científico.
Que era intentar deducir la leyes y principios de la naturaleza a partir de unos cuantos principios metafísicos evidentes que podían conocerse a priori, o sea sin referencia o contacto con la realidad. Leibniz postuló que, para la ciencia, los dos principios metafísicos más importantes era: 1) el principio de contradicción, por el que juzgamos como falso lo que implica una contradicción, y como verdadero lo que se supone o contradice a lo falso, 2) el principio de la razón suficiente, por el que aceptamos que nada puede ocurrir o existir, sin que haya una razón suficiente para que ello sea de tal y no de otra, aunque generalmente tales rezones no las no las podemos conocer.
Manejó estos dos principios para demostrar la existencia de Dios y explicar la naturaleza del universo.
Otro principio importante para Leibniz, el de la identidad de los “indiscernibles”, que se deriva del principio de la razón suficiente y que niega que puede existir dos cosas diferentes que sean idénticas entre si, porque entonces sería imposible señalar que son diferentes.
Leibniz monto un ataque frontal a las ideas científicas de Newton, que tuvo poca resonancia en los círculos académicos de su época.
Leibniz critico las ideas newtonianas de espacio y tiempo absolutos, señalando que las diferentes regiones del espacio absoluto serian indiscernibles, por lo que la creación del mundo podría haber ocurrido en cualquier parte, pero que no habiendo razón alguna para que Dios prefiriera una región a otra (si todas eran iguales) entonces el mundo no se hubiese creado.
Leibniz se refiera en varios sitios a su método de trabajo. En este artículo, el análisis y la síntesis corresponden más o menos a la inducción y a la deducción; para Dios, naturalmente, todo el conocimiento sería deductivo, pero los simples mortales nunca podremos llegar a esta situación, por que requerimos también de las observaciones y de las hipótesis.
Leibniz actuó como si la ciencia contuviera un grupo de axiomas aplicables a cualquier campo, derivado de ellos y de las definiciones de los símbolos las reglas apropiadas para construir la formulas que constituyen el contenido científico.