Propone ideas antirracionalistas y la ciencia en un mundo libre. Usa magistralmente toda clase de argumentos lógicos y racionales para convencer que la ciencia es irracional.
Se declara anarquista, ya que históricamente no hay nada que pueda identificarse con un método científico. El balance analítico de sus consecuencias sería negativo para la ciencia misma, la libertad del individuo y la estructura de la sociedad.
Postula el libre acceso del individuo a todas las opciones posibles (tradicionales o contemporáneas, absurdas o racionales, emotivas o intelectuales) para alcanzar el conocimiento.
Concibe a la ciencia como una opción alternativa irracional y autoritaria que triunfó por su rendimiento tecnológico, más que por su mayor coherencia lógica. Aconseja ir contra las reglas y procederse en forma contraintuitiva para mantener la frescura o el avance de la ciencia. Trata de convencer al lector que todas las metodologías tienen sus límites, solo muestran lo fácil que es convencer a la gente de manera racional.
Propone abolir la distinción entre los contextos de descubrimiento y de justificación, entre términos teóricos y observacionales, entre ciencia y mitología.
La aceptación o rechazo de ideologías debe ser un asunto individual. Debe separarse el Estado y la Ciencia (institución religiosa más reciente, agresiva y dogmática).
En relación con el método científico, históricamente no ha existido, gracias a la anarquía la ciencia ha progresado. Dentro de esta anarquía el cambio y el crecimiento de la ciencia se explican por factores externos como ideologías, preferencias subjetivas, estilo literario, propaganda, mercadotecnia. Una teoría científica puede eliminarse por incongruente si tiene una falla interna basado en la lógica. Los mismos argumentos para la ciencia se pueden usar para calificar la filosofía como otra ideología.
La consecuencia de aceptar incongruencias es el caos irracional. En la ciencia algunas teorías incongruentes han contribuido al progreso. Nuevos hechos las transformaron en congruentes. Su irracionalismo no es contra la naturaleza de la ciencia, sino contra los instrumentos lógicos usados para cumplir con nuestros objetivos.
Aprueba el concepto de la inconmensurabilidad de los paradigmas científicos de Kuhn pero rechaza los periodos de ciencia normal y revolución.
La ciencia consiste en la interacción constante de la parte normal y filosófica, responsable de su crecimiento.